Compartimos este documento elaborado por la Red de Autoridades de Instituciones de Ciencia y Tecnología (RAICYT) para explicar qué implican las becas doctorales para la ciencia.
¿Sabés qué tienen en común el surgimiento de nuevas enfermedades, el cambio climático, la desigualdad social, la pobreza y la IA?…
Que todos son desafíos para los que necesitamos estar preparados y la Ciencia Argentina lo está. Enterate cómo en los siguientes posteos:
En nuestro país existen carreras científicas y técnicas por medio de las cuales las y los estudiantes se preparan para adquirir conocimientos y herramientas que les permitan pensar y desarrollar posibles soluciones a distintas problemáticas de la sociedad.
Los proyectos científicos se desarrollan en distintos organismos de Ciencia y Técnica que se encuentran a lo largo y ancho del país. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) es uno de ellos. El CONICET no es un edificio que funciona en un único lugar, sino que es una red de institutos distribuidos en toda la Argentina. También hay institutos dentro de Universidades tanto públicas como privadas y, en algunos casos, también hay proyectos que se realizan junto con empresas.
¿Cómo se generan resultados y evidencias científicas en Argentina? Una de las principales formas es mediante el ingreso a la investigación de profesionales graduados altamente calificados. Esto se logra gracias al otorgamiento, todos los años, de becas doctorales, lo que permite el ingreso y formación de recursos humanos que puedan llevar a cabo los proyectos científicos.
1) ¿Qué significa hacer un doctorado?
Un doctorado implica desarrollar un proyecto original de investigación científica, realizar algo inédito y relevante, estudiar un tema como nunca nadie antes lo hizo, estar a la vanguardia del conocimiento. Los resultados obtenidos en estos estudios son fundamentales para resolver problemas y mejorar la calidad de vida y el planeta que habitamos.
2) ¿Qué son las becas doctorales de CONICET?
Las becas otorgadas por el CONICET sirven de remuneración por el trabajo que realizan estos profesionales en el marco de un proyecto científico al cual se dedican de forma exclusiva. Estas becas permiten a los jóvenes cursar sus estudios de doctorado para alcanzar el máximo título académico que otorgan las Universidades.
El 17 de julio del año 2023 se abrió la postulación a estas 1600 becas, pero los y las graduados/as que se presentaron aún no conocen el resultado, desconociendo su futuro laboral. Sus proyectos de investigación deberían comenzar en abril de este año.
Vamos con un ejemplo: viste los semilleros de los clubes de fútbol? Los becarios y becarias doctorales son científicos y científicas en formación, son “el semillero de la ciencia”. Sin becarios/as, no hay continuidad del sistema científico ni desarrollo nacional.
3) ¿Cómo se otorgan las becas?
Se otorgan por una selección muy estricta por medio de la cual las y los postulantes son evaluados en distintas instancias por otros profesionales que llevan años especializándose en el área correspondiente.
Durante el período de selección, los evaluadores estudian los antecedentes de quiénes se postulan y evalúan el proyecto de investigación que van a realizar. Asignan puntajes, según parámetros previamente discutidos y con ellos elaboran un orden de mérito. Es decir, un ránking de postulantes en base a su preparación/experiencia y recorrido académico. La selección de las becas es muy competitiva (como en el fútbol!) y, por lo tanto, solo quienes obtengan los mejores puntajes en cada disciplina serán seleccionados para llevar adelante su proyecto de investigación por cinco años. Este arduo trabajo de evaluación se realiza todos los años por expertos en el área específica.
4) ¿Por qué es necesario que sea el Estado el que financie las becas?
Los proyectos doctorales se realizan normalmente en el contexto de institutos de investigación que pueden estar en Universidades, organismos de ciencia y técnica y principalmente, en CONICET. Como también ocurre en países del primer mundo, el Estado es el gran inversor en proyectos de ciencia y tecnología que son necesarios para resolver problemáticas actuales, más aún si son locales/regionales y si lleva años resolver.
Ningún privado querrá invertir en la formación académica de profesionales especializados (aún necesitándolos!) porque según la lógica del mercado, para invertir debe asegurarse de que el proyecto sea rentable en lo económico a corto plazo. Y así no funciona la ciencia.
A la larga, los privados se benefician de la formación de los becarios/as que el Estado financia para llevar a cabo sus desarrollos. Los profesionales que trabajan en ciencia y tecnología en su amplia mayoría se formaron en universidades públicas. Es decir que ya desde sus inicios fueron una inversión del Estado.
Volviendo al ejemplo del fútbol, pensá qué sería de tu club sin su semillero.
5) ¿Por qué es importante hacer ciencia y tecnología aún en un contexto de crisis económica?
Nuevos descubrimientos pueden terminar en inventos únicos en el mundo. De hecho, nuestro país ha exportado productos tecnológicos novedosos generados por el sistema científico y desarrollados con fondos públicos. La exportación de estos productos con alto valor agregado genera un ingreso de divisas al país. Apostar a la Ciencia cambia la matriz productiva del país.
Si no tenemos desarrollos científicos y tecnológicos propios, dependeremos de los que realicen otros países que respondan a sus propias necesidades y problemáticas. No tendríamos vacunas propias, no podríamos mejorar cultivos, ni conocer cómo está estructurada nuestra población para mejorar la calidad de vida de las y los argentinos.
Vamos con un ejemplo: En el ámbito de la salud, ningún privado tomará el riesgo de financiar proyectos de investigación, los cuales duran décadas, para el estudio de fármacos candidatos para tratar enfermedades regionales como el Chagas o el dengue o enfermedades poco frecuentes como las que padecen 3,5 millones de argentinos. Básicamente, porque no les generará ganancias a corto plazo.
Además, hay temáticas de interés social que no se traducen inmediatamente en una ganancia económica. Incluso la investigación básica que es la que explora nuevos elementos químicos o mecanismos desconocidos produce conocimientos que en principio no se sabe para qué podrán ser utilizados o que según la época no son aprovechados pero a los que luego se les descubre un enorme potencial. El litio, por ejemplo.
¿Acaso no todos/as buscamos una mejor calidad de vida?
6) ¿Qué pasaría si no se otorgan becas de CONICET?
Ya lo hemos vivido antes. Si no hay becas, es muy probable que los/as postulantes universitarios, formados en su mayoría por inversión de las Universidades Nacionales, se vayan con sus conocimientos a investigar a otros países donde son muy solicitados. Es lo que conocemos como “fuga de cerebros”. ¡Ojo! No sobra el trabajo en las empresas privadas para científicos/as, ¡no te creas que es tan fácil!
Si esas personas altamente calificadas deciden no volver, el país habrá invertido en vano, ya que no se integrarán al sistema productivo argentino proponiendo soluciones innovadoras, no formarán parte de los equipos docentes de universidades públicas ni privadas, empobreciendo la formación de profesionales (médicos/as, arquitectos/as, ingenieros/as, economistas, políticos/as etc), no habrá innovación en el sistema científico, se cortará la generación de ideas que puedan mejorar alguno de los tantos problemas con los que lidiamos día a día.
El financiamiento de la ciencia debe ser una política de Estado. Necesita una continuidad para sostener los proyectos de investigación independientemente del gobierno de turno.
7) ¿Cuánto invierte Argentina por remunerar el trabajo de los/as becarios/as CONICET?
El Estado Argentino invierte en su semillero académico tan sólo el 0.008% del PBI. Sí, leíste bien. En otros países del mundo los estados invierten mucho más que ésto, como es el caso de Israel o Estados Unidos.