Cráter del Triásico

Es el nombre de la foto ganadora del 1er Concurso de Fotografía en la categoría “Astronomía y sociedad” realizada por Gonzalo Javier Santile de la provincia de Córdoba.

El jurado la eligió porque “al sumergirnos en esta imagen descubrimos el vasto pasado de nuestro planeta; nos relata su historia de catástrofes y renacimientos, de tiempos primitivos y de cielos inmutables. La lejana inmensidad del relieve, de sus distantes galaxias y de su espacio remoto nos motiva a la perplejidad, a indagar una explicación de nuestra propia existencia. Por eso, en esta imagen, el hombre contempla, observa, descubre. Se abre paso en el universo.”

El propio Gonzalo nos relataba que “en la vasta extensión de la Quebrada de Talampaya, se extiende este cráter de 3 km poco conocido, llamado ‘Ciudad Perdida’. La experiencia nocturna es alucinante y, en esta imagen, tuve la suerte de poder captar este enorme hoyo lleno de geoformas, creadas por la erosión del viento y el agua a través de miles de años. Mientras bajaba la Luna en fase media creciente, y solo se veía una tenue luz de su anillo, la luz zodiacal la iluminaba tenuemente. La Vía Láctea se dejaba ver con las Nubes de Magallanes. No es el encuadre de Vía Láctea que me permitiera hacer un arco, pero ya estar ahí fue mágico”.

¿Coincidís? La foto es realmente fascinante, la presencia de las Nubes de Magallanes (dos galaxias satélites de la Vía Láctea) resalta sobre el paisaje inhóspito riojano. Probablemente es la misma fascinación que vivieron los habitantes originarios del hemisferio sur por miles de años, y el propio Fernando de Magallanes cuando las contempló por primera vez y las registró como nubes fantasmales en su bitácora de viajes por el Sur americano.

Siglos después, alrededor de 1912, un tipo de estrellas variables descubiertas por Henrietta Leavitt en estas “Nubes” fueron el desencadenante de nuestra comprensión actual de las escalas del Universo. Este tipo peculiar de estrellas (llamadas Cefeidas) constituye una verdadera “regla” para medir distancias a objetos lejanos de forma sistemática y segura. Fue Edwin Hubble quien utilizó luego el descubrimiento de Leavitt para demostrar, en 1925, y sin lugar a dudas, que el Universo es enorme, y que los objetos débiles y difusos que llamábamos “nebulosas espirales” son en realidad galaxias!

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